No hay duda de que los acuerdos de 6 países árabes de reconocimiento de Israel ha allanado el camino para normalizar operaciones económicas que, hace unos meses, habrían parecido impensables. El hecho de que el jeque Al Nayan, haya comprado el 50% del Beitar Jerusalem, equipo-bandera de amplios sectores de la derecha israelí, es un verdadero golpe de efecto. De no tolerar jugadores árabes con el uniforme del Beitar, los más radicales entre los radicales de la grada tendrán ahora a un propietario árabe.