El Instituto de las Mujeres acaba de anunciar su intención de proponer un encuentro con representantes de la industria juguetera para analizar la situación de la sexualización de sus productos y promover una comercialización más igualitaria de los jueguetes. El Instituto, dependiente orgánicamente del Ministerio de Igualdad, parece ser la punta de lanza de los “correctivos” de la perspectiva de género para recalibrar la cosmovisión de los más jóvenes. El Ministerio de la supervisión de los estereotipos y roles de género ha hablado: su próximo objetivo son los juguetes.
Esta pobre Irene Montero, que cada vez que abre la boca demuestra más su ignorancia, querrá que los muñecos vengan con escafandra para que no se les vea si son muñecas o muñecos… ¿Quién se cree que es esta cretina? La del: ”queremos volver a casa solas y borrachas", como programa político para mujer.
Esto ya es empieza a parecer a la Rumanía de los Ceaucescu o a Corea del Norte. Cuánta tontería se le ocurre a la Primera Dama, hay un regimiento de pelotas con una libretita dispuestos a "iluminarnos" con su última ocurrencia. Ministra de un Ministerio condenado por discriminación de género.
O sea que, basándose en un estudio que han dirigido y pagado desde un organismo que tiene de igualdad lo que la titular del ministerio de titulada oficial, quieren reunirse con un sector porque: no usan en sus textos la cantidad de lenguaje inclusivo que debieran, realizan productos que agudizan una opresión por colores y no siguen los parámetros no sexistas que debieran.
Y todo eso basándose en solo un estudio... Cuando lo revisen los no binarios, si les dejan revisarlo, igual llegan a la conclusión de que la manteca se debe asar con manta…
La industria juguetera es fundamentalmente exportadora. En un mundo globalizado, ¿pretende esta menestra cambiar la demanda universal de juguetes y cambiar los gustos de los niños? Para este año, el objetivo será obligar a las empresas a vender única y exclusivamente juguetes inclusivos. Cuando las ventas se desplomen, se soluciona con ayudas al sector y listo.
Este ministerio nos cuesta 450 millones de euros. Podríamos caer en el aspecto divertido del asunto pero hay que ir más allá: en el fondo todaslas subvenciones a estas cosas perrofláuticas no es más que una subvención a la propia campaña electoral: yo te subvenciono, tú me apoyas en la campaña electoral.
Eso es como la deleznable, cruel y absurda Ley VioGen o LIVG; que no tienen la más mínima idea del monstruo que supone que el autor intelectual de los hechos delictivos tenga siempre que ser acusado y ella la acusada, provoca esa vergüenza de nación que tenemos.
Y sobre los juguetes, nada personal sólo negocios.